lunes, 21 de septiembre de 2015

Las cosas pasan


Las cosas pasan. Pasan irremediablemente. Como si el destino conspirara con la casualidad trabajando a sus órdenes disponiendo cada objeto, cada persona, cada situación, para que no puedas escapar de él. Como si se tratara de una verdad absoluta, que hagas lo que hagas siempre llegarás al mismo sitio. Sentir que escapas al control y vagas al son de los caprichos de los astros con la inseguridad pegada a tus chanclas es odio puro. Con la sensación del que se asoma al universo desde un cohete y se aferra con la fuerza que ya no tiene para no dejarse caer al vacío. Y cuando mira a ese vacío inmenso que se viste como si fuera un traje, por las mañanas, por las tardes, por las noches...le devuelve una mirada indefinida y una sonrisa torcida, que no le da respuestas, que no le da las fuerzas suficientes para dejarse caer hasta el final ni tampoco para dejar de seguir haciéndolo.