domingo, 29 de junio de 2014

Huracanes

Huracanes asoman por el quicio de mi puerta, tan rídiculo que se intuye que mis papeles saldrán volando al primer coletazo. O que, como mínimo, quedaré despeinada.

Oigo los silbidos que anuncian que la tormenta viene rabiosa y quizá por eso ya saqué el chuvasquero, el paraguas, las botas y pedí prestadas las cadenas por si acaso incluso nieva. Estar prevenida no hará más débil al tsunami pero, por lo menos, me despeinaré menos, que todo sea dicho ir a la peluquería es casi un lujo. Eso sí, te dejan el alma como nueva.

Hacer de mujer del tiempo nunca se me dio bien así que digamos que quizá la tormenta no sea más que el run run de una tele de fondo. En cualquier caso hace días que ya vi llover.


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